Ni el 97 pudo con nosotros: el Alcalá se trae un punto y el aliento de su gente
La RSD Alcalá sigue demostrando que ha vuelto a 2ª RFEF para competir cada balón y dejar claro que su identidad está hecha de carácter, fútbol y orgullo. En el Román Valero, ante un siempre combativo CDC Moscardó, los rojillos firmaron un partido serio y dominador, que terminó con un empate a uno en el tiempo añadido, pero que dejó la sensación de que este equipo sabe sufrir, sabe mandar y, sobre todo, nunca se rinde.

La RSD Alcalá sigue demostrando que ha vuelto a 2ª RFEF para competir cada balón y dejar claro que su identidad está hecha de carácter, fútbol y orgullo. En el Román Valero, ante un siempre combativo CDC Moscardó, los rojillos firmaron un partido serio y dominador, que terminó con un empate a uno en el tiempo añadido, pero que dejó la sensación de que este equipo sabe sufrir, sabe mandar y, sobre todo, nunca se rinde.
El encuentro comenzó con un Alcalá protagonista, dueño del balón y de las mejores sensaciones. En el minuto 7, Izan probó fortuna desde la frontal con un disparo potente que encontró la respuesta de un central local, que evitó lo que pudo ser el primero. El dominio rojillo se traducía en ocasiones, como la que llegó en el 17: Nico Sánchez filtró un pase impecable al interior del área para Javi Hernández, que se lanzó con todo pero se quedó a centímetros de empujarla.
El Moscardó intentó reaccionar en el 31 con una jugada a balón parado que encendió las alarmas. Pero ahí emergió, una vez más, Super Pantoja, nuestro guardameta de reflejos felinos, que atrapó el balón con autoridad para mantener el equilibrio en el marcador.
Cuando todo apuntaba a que el descanso llegaría con empate, apareció el olfato goleador de Javi Hernández. En el minuto 44, el delantero supo leer una salida a destiempo del portero local y, con sangre fría, mandó la pelota al fondo de la red. El gol, celebrado con rabia por jugadores y afición desplazada, era el justo premio al dominio rojillo: 0-1 y a vestuarios con ventaja.
La segunda parte mantuvo el guion: un Alcalá que mandaba con balón y seguía generando peligro. Sin embargo, en el 68, una acción convulsa trajo polémica: el colegiado mostró dos amarillas seguidas que dejaron a Javi Hernández y a un jugador del Moscardó fuera del campo, con ambos equipos en inferioridad numérica.
El tiempo pasaba y los rojillos acariciaban una victoria merecida. Pero el fútbol, tan cruel como imprevisible, golpeó en el 97: el Moscardó aprovechó una jugada aislada para empatar. Un gol tardío que privó al Alcalá de los tres puntos, aunque no borró la entrega y el buen juego mostrado.
El pitido final dejó un empate con sabor amargo, pero también la certeza de que el Alcalá compite de tú a tú, que manda en los partidos y que está construyendo un camino firme en esta categoría.
Mención especial a nuestra afición desplazada, que convirtió el Román Valero en un pequeño Val. No dejaron de animar, de empujar y de recordarnos que nunca jugamos solos. Gracias por ser la voz, la fuerza y el aliento de este equipo. Con ustedes, hasta los empates saben a victoria compartida.
Escrito por: Ainhoa Riofrío